Te acabás de comer a Jorge

Chicos, ingénuos, prácticamente recién iniciados a la vida fuera de sus padres. Noche, juerga y con alcohol en sangre suficiente para hacerle una transfusión al auto en el que viajan.

Ponen rumbo a la calle Godoy Cruz, en sus cabezas se cruzan mil fantasías apabulladas por el humor fácil y las risotadas. Llegan a destino. Se bajan todos del auto menos uno: Raúl.

Y mientras casi todos descendían, otra figura de cabello largo y cartera en mano se sentaba en el lugar del acompañante. De lejos, se lo seguía viendo a Raúl con las manos en el volante. De su acompañante sólo se adivinaban movimientos parecidos a los de quien busca algo en el piso del auto.

Sirenas, luces azules: patrullero. Los policías descienden rápidamente y uno de ellos golpea la ventanilla del auto de Raúl y pide documentos. Después de examinar sus identidades, el sargento dice: "Raúl, te acabás de comer a Jorge".

1 comentario:

Anónimo dijo...

Después dicen que la policía no tiene onda.