Respeto tu independencia, pagá tu parte

La misma amiga que me contó la historia Mañana vengo por más, volvió a insistir con otro relato en el que quisieron aprovecharse de ella.

Esta vez, un tipo la invitó a tomar un café en un bar de Av. Corrientes (la chica es reincidente con la zona) y, ya sentados en la mesa, comenzaron a notarse diferencias de estilos entre ellos. Mientras el muchacho se horrorizaba de que L. viviese sola y fuera tan independiente a pesar de su corta edad (23), ella no entendía como "semejante" hombre de 29 años todavía siguiese en la casa de sus padres.

Con pocos ganas de seguir compartiendo temas (y desilusiones sobre la otra persona), decidieron pedir la cuenta. Y allí fue cuando el muchacho pretendió rematar el encuentro con la frase: "para que veas que respeto tu independencia, dejo que pagues tu parte".

Ante semejante acto de estupidez, L. (fiel a su estilo) se levantó de la silla y, antes de enfilar para la puerta, dejó sobre la mesa una cantidad de billetes suficientes para pagar la cuenta completa. Después de todo, con un tipo así no había nada que compartir y menos que agradecer.

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