Me pasó el teléfono, cuándo la llamo

Me acuerdo de esa noche de domingo. Estábamos en la casa de A. cuando G. nos contó que ese día, a la madrugada, había conocido a una chica que le pasó el teléfono. Hasta acá todo bien.

La discusión comenzó cuando el amigo preguntó: ¿cuándo la llamo? Ahí se armó el bardo. Varías teorías cruzaban la mesa mientras se picaban salamines, quesos y aceitunas.

Por un lado estaban los defensores de "llamala el jueves para salir el viernes". "No sea cosa que sea un plomo y que si la ves el próximo sábado te arruine el fin de semana".

Desde otro rincón, y después de un buen sorbo de cerveza, J. mandó "no la llames el miércoles porque si arreglás para el jueves te perdés la posibilidad de ir sólo al happy hour".

Los tiempos se iban acortando. Y S. no tuvo problemas en tirar: "llamala el martes, para salir el miércoles al cine que cuesta menos". Ahí fue cuando se escucharon los peores reproches y puteadas.

Finalmente volvió a intervenir uno de los defensores de "llamala el jueves" para cambiar su posición a "llamala el lunes". La idea del muchacho se sostenía en el principio de que las minas siempre piensan que los hombres son unos muertos de hambre. Y en vez de perder tiempo en refutar esa teoría hay que aprovechar las ganas que tienen las minas de que las llamen cuanto antes.

Y así fue, la llamó el lunes y acertó.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Querido Ignatius:
Es interesante tu post. Pero mi experiencia con varios hombres arroja el miércoles como ganador. Siempre supe que el hombre que conocí un sábado llamaría el miércoles y no me equivoqué. Nunca les pregunté por qué esperar hasta el miércoles o por qué no dejar pasar más tiempo. Pero tengo una teoría: la del día intermedio. La unidad de tiempo para el llamado telefónico es de día por medio.
Si se conocen un sábado, el lunes es el primer día para llamar. Pero eso es mostrar demasiado interés. Entonces se corre al miércoles. Y si llama el miércoles, de cajón llama el viernes para salir viernes o sábado. Y así sigue hasta que alguien deja un cepillo de diente en la casa de alguien, o pide que le configuren la cuenta de mail en el Outlook.
Cordialmente, Constanza.

Ignatius Reilly dijo...

Buena teoría la del día intermedio. Pero me parece que va más para una idea de continuidad.