Me hice pasar por cabaretera

Una amiga, que le revisaba los mails a su novio, se enteró de la infidelidad del muchacho con una "mujer de la noche" y decidió darle un terrible ciberescarmiento.

"Después de leer los mails que se mandaba con una cabaretera (en los que no se ahorraban detalles lujuriosos) decidí abrir una cuenta de correo electrónico similar a la que usaba la mujer, pero de otro proveedor de webmail.

"Simulando ser la `atorranta` y convirtiendo mi odio en creatividad, comencé a escribir haciéndole una serie de propuestas que, como mínimo, implicaban saltos desde el armario y sábanas en llamas."

"El mail finalizaba con la frase `llamame al 4xxx-xxxx`, mi propio número de teléfono (no el del gato). Y también incluía la posdata: `H. de P., devolveme todos los libros que te llevaste`."

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