El otro día, en medio de una charla con hombres y mujeres, uno de los participantes tiró la vieja frase "un caballero no tiene memoria", refiriéndose a que nunca se debe recordar -y menos en público- sus experiencias amorosas. Y jamás, dar detalles.
Todos asintieron menos una de las chicas que después de su silencio se explicó que no había que ser tan taxativo. Que los hombres deben ser muy memoriosos y que la memoria debe ser inteligente. Y bla, bla, bla.
Ante los argumentos expuestos, uno de los participantes le dijo que semejante grado de configuración de memoria le parecía mucho, al menos para él. Y después le preguntó por qué pretendía tanto de la memoria de un hombre.
La respuesta fue muy contundente: yo no sé si varios de los hombres con los que salí son tan caballeros pero que no me saluden cuando me ven, me parece demasiado.
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